La Biblia afirma que son las pequeñas cosas las que echan a perder una relación matrimonial (Cant. 2:15). No las grandes, las pequeñas. Los pequeños descuidos. Los pequeños problemas sin resolver. Las pequeñas concesiones. Esos pequeños «agujeros en la ventana» que, cuando no se reparan, alientan la desidia, otorgan un sutil permiso para seguir descuidando otros aspectos de la relación.