Antiguamente los relojeros dejaban una marca en el reloj de sus clientes para que en el próximo arreglo, si lo arreglaba otro relojero se guiara y fuese más rapido el trabajo, a esto se le llamaba "marca testigo". Interesante este era un buen acto, un cato de bondad. Nosotros deberíamos ser como ese relojero, dejar marcas testigos, en otros, Nuestra ayuda, consejo, orientación tiempo, recursos invertidos en otros son marcas de bendición.