La infancia es una etapa bonita en muchos aspectos, jugamos, nos ilusionamos, nos divertimos y alegramos hasta con las cosas más sencillas, somos creativos, sin embargo, también vivimos situaciones que nos fueron marcando conforme fuimos creciendo, vivencias en el hogar, en la escuela, con la familia, experiencias que nos provocaron temor, sufrimiento, sentirnos solos, rechazados, nos volvimos indecisos, nuestra autoestima se fue afectando, fuimos creciendo y nos volvimos miedosos, desconfiados, inseguros, solemos compararnos con los demás, minimizamos nuestras cualidades.