Pararme en el escenario frente a cientos de personas mirándome, y que lo que fuera a decir encima quedaría grabado para siempre, me daba mucho miedo, desde ya. Pero ese día fue una prueba más de que enfrentar a las cosas que me dan miedo me motiva a seguir adelante, persiguiendo mis sueños y objetivos. Como dijo Galeano: "gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo".