Todas las historias en la biblia muestran personas que claman a Dios con todo su corazón. Y como Dios está escuchando. Esta comunicación es de forma muy sencilla. LA ORACIÓN
La oración es un tema de mucha importancia y que a veces tendemos a convertirlo en algo misterioso (¡y lo es!) O algo en lo que podrías pasar toda tu vida (¡y puedes hacerlo!), Pero en su raíz, la oración es una comunicación sincera y sincera entre Dios y nosotros.
Desde el principio hasta el final de las Escrituras, vemos personas que oran de corazón. La oración es e importante para que los humanos mantengan una conversación íntima con Dios.
Muchos de nosotros leemos la Biblia esperando que sea un manual de técnicas y listas para realizar deberes religiosos. Pero la Biblia rara vez nos instruye con detalles sobre las técnicas. En cambio, es un libro de historias de cómo un Dios amoroso cuida a su pueblo. Es una colección de oraciones, canciones y cartas de personas y para personas que luchan por estar cerca de Dios. Y es un documental que resume todas las formas asombrosas y creativas con las que Dios nos habla y maniobra para estar cerca de nosotros.
Entonces, si queremos aprender a orar, debemos comenzar por hacer lo que las personas han hecho a través de las Escrituras: simplemente abrir su corazón con Dios.
Una de las oraciones más hermosas de las Escrituras, el Salmo 139,
1 Dios mío, tú me conoces muy bien; ¡sabes todo acerca de mí!
2 Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto; ¡aunque esté lejos de ti, me lees los pensamientos!
3 Sabes lo que hago y lo que no hago; ¡no hay nada que no sepas!
4 Todavía no he dicho nada, y tú ya sabes qué diré.
5 Me tienes rodeado por completo; ¡estoy bajo tu control!
6 ¡Yo no alcanzo a comprender tu admirable conocimiento! ¡Queda fuera de mi alcance!
7 ¡Jamás podría yo alejarme de tu espíritu, o pretender huir de ti!
8 Si pudiera yo subir al cielo, allí te encontraría; si bajara a lo profundo de la tierra, también allí te encontraría.
9-10 Si volara yo hacia el este, tu mano derecha me guiaría; si me quedara a vivir en el oeste, también allí me darías tu ayuda.
11 Si yo quisiera que fuera ya de noche para esconderme en la oscuridad, ¡de nada serviría!
12 ¡Para ti no hay diferencia entre la oscuridad y la luz! ¡Para ti, hasta la noche brilla como la luz del sol!
13 Dios mío, tú fuiste quien me formó en el vientre de mi madre. Tú fuiste quien formó cada parte de mi cuerpo.
14 Soy una creación maravillosa, y por eso te doy gracias. Todo lo que haces es maravilloso, ¡de eso estoy bien seguro!
15-16 Tú viste cuando mi cuerpo fue cobrando forma en las profundidades de la tierra; ¡aún no había vivido un solo día, cuando tú ya habías decidido cuánto tiempo viviría! ¡Lo habías anotado en tu libro!
17-18 Dios mío, ¡qué difícil me resulta entender tus pensamientos! ¡Pero más difícil todavía me sería tratar de contarlos! ¡Serían más que la arena del mar! ¡Y aun si pudiera contarlos, me dormiría, y al despertar, todavía estarías conmigo!
Estos versículos afirman continuamente que Dios está absolutamente en todas partes. No podemos escapar de Él. Así que Él está aquí ahora, contigo. No lo pienses demasiado, al menos no por hoy. Háblale. Comparte las partes más profundas de tu corazón. Él está escuchando.Que nuestro andar no forme estructuras complicadas de lo que significa relacionarnos con Dios, de hecho es mucho más sencillo de lo que nunca habíamos podido imaginar. Es una cercanía real y sincera. Eso es lo que necesitamos en nuestra vida. CERCANÍA DESDE EL FONDO DEL CORAZÓN.
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