Cuando intentamos controlarlo todo, vivimos en tensión, aferrados a lo que debería ser en lugar de lo que es.
Soltar el control no significa rendirse, sino confiar: en la vida, en los procesos y en nuestra capacidad de adaptarnos.
Liberarnos de la expectativa abre espacio a la sorpresa, a la calma y a la verdadera presencia. Cuando dejamos de forzar, la energía fluye, y lo que llega suele ser mucho más sabio que lo que habíamos planeado.
@centro.alsandara | @vidayveda928 02 13 84 | Néstor Álamo 8, Telde