Hay momentos en los que el cansancio no viene solo del trabajo, sino de sentir que por más que haces, nunca es suficiente. Que tu esfuerzo no se traduce en tranquilidad. Que tu negocio depende tanto de tu tiempo, que cualquier descanso se convierte en un lujo.
Este episodio es una invitación a mirar con otros ojos. Porque no siempre es una cuestión de clientes, ni de horas, ni de esfuerzo. A veces, el límite no está fuera, sino en el modelo que arrastras sin cuestionar.
Cuando entiendes que tu valor va mucho más allá de tu presencia, el enfoque cambia. Y con él, todo lo demás.
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