En la quietud de una iglesia, entre las palabras inspiradoras del pastor, una disonancia interior me lleva a reflexionar sobre las necesidades no reconocidas afuera. Mientras la congregación disfruta de lujos y banquetes, mi mente divaga hacia aquellos que carecen de lo esencial. ¿Qué sucede con aquellos que salen a enfrentar el mundo después del servicio? Este monólogo breve explora la brecha entre la aparente felicidad interna y las realidades desatendidas externas, planteando la pregunta: ¿podríamos hacer más por quienes necesitan esperanza y apoyo fuera de estos muros sagrados?