Share Yo estaré siempre con vosotros. Catequesis de andar por casa
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By Secretariado
The podcast currently has 104 episodes available.
Desde octubre del 2020 que comenzamos a emitir estos podcast “Yo estaré siempre con vosotros” Catequesis de andar por casa. Queriendo ser una herramienta sencilla, cercana, para vivir la fe, conocerla y orarla desde una herramienta tan usual como es el móvil hoy en día. Lo usamos para todo, también para cuidar la fe personal y de la familia.
Hemos repasado temas importantes de la fe, hemos dado pinceladas del credo, algunos personajes del Antiguo Testamento, un poquito de eclesiología, los grandes tiempos litúrgicos. Y también hemos compartido un gran elenco de virtudes y los 7 dones del Espíritu Santo, junto a los comentarios a la liturgia de la Palabra de cada domingo. Un total de 104 podcast.
Para el próximo curso la intención es preparar unos vídeos para el despertar en la fe con el catecismo Mi encuentro con el Señor, otros para la formación de catequistas sobre el RICA, Ritual de Iniciación cristiana de adulos. También se abrirá una página web. que contará con recursos, noticias y propuestas para vivir y trasmitir la fe en familia.
Para ser santo no hay edad, es en ese momento de apertura a la gracia y en una respuesta generosa. A lo largo de toda la historia de la Iglesia nos hemos encontrado con niños y niñas, adolescentes que le han dicho sí a Jesús hasta entregar la vida.
Tenemos santos en edad muy pequeña por confesión de la fe, como los Stos. Justo y Pastor, Sta. Eulalia, Sta. Inés e innumerables en las persecuciones en China, Corea y Japón, como la niña Sta. Ana Wang; por guardar su pureza como S. Pelayo o Sta. María Goretti; sabiendo vivir la enfermedad como Jacinta y Francisco Martos, los videntes de la Virgen en Fátima o la beata Laura Vicuña.
Por defender la eucaristía como S. Tarsicio, o la niña china La, cuya historia es impresionante.
Es muy importante para los padres cristianos cultivar el deseo de la santidad en sus hijos e hijas. Que se le dé la importancia y el valor que tiene vivir abiertos a la acción de Dios que nos conduce a la plenitud. Motivar, cuidar y acompañar este deseo es fuente de verdadera felicidad.
El evangelio de Marcos en el capítulo 5, versículos del 21 al 43. Dos escenas que se entre cruzan y se relacionan entre sí. Óralas como si presente te hallares. Un jefe de la sinagoga, Jairo (gr. láiros: del heb. Yâ’îr, “él ilumina”), probablemente de Cafarnaúm, que pidió a Jesús que sanara a su hija. Y una mujer de la que no conocemos su nombre. Llevaba 12 años enferma por flujos de sangre y pobre, esto le lleva a estar marginada físicamente, religiosamente y socialmente. Pero tiene una fe inmensa en que con solo tocar la orla del manto de Jesús, esté la puede sanar. Así lo hace. Pero Jesús que siente salir de Él una fuerza especial, aunque estuviera “apretujado” por la gente, pregunta quién ha sido. Ella, temblorosa, confiesa su fe, y Jesús le restaura en su dignidad, le habla, le mira y proclama que su fe la ha salvado. Jairo nervioso mientras el Maestro atiende a esta mujer. Al final llegan a decirle que su hija a muerto, y Jesús que escucha el mensaje le pide que no tema, que tenga fe. Llevando consigo a Santiago, a Pedro y a Juan, Jesús entró en la habitación donde yacía la niña, la tomó por la mano y dijo en arameo: Telîtha’ qûmî, “niña, levántate”, y ella le obedeció de inmediato. Creer es fuente de Vida.
A veces podemos pensar que eso de ser santo o santa es cosa de personas que no tuvieron dificultades en su vida, que todos les fue bien, lo tuvieron super claro desde el primer momento y así ¡qué fácil es ser santo!
Dos santos de gran devoción popular, son Sta. Rita de Casia y S. Antonio de Padua, a los que nos vamos a acercar para ver la mano providente de Dios en medio de grandes dificultades.
Sta. Rita de Casia: www.agustinos.es/orden-san-agustin/santos-agustinianos/santa-rita-de-casia
Bautizada con el nombre de Margarita en 1380 en Roccaperona. Se casó con 16 años, tuvo dos hijos mellizos, y con la oración y mucho amor y paciencia alcanzó la conversión para su marido. Enviudada a los 36 años por un ajuste de cuentas a Paolo, su marido, y le invadía el temor de que sus hijos quisieran también hacer justicia a la muerte de su padre. Sus hijos murieron por la epidemia. Ella entregó su vida en el monasterio de las Agustinas, y murió allí después de 40 años de una vida entrega plenamente al Señor.
S. Antonio de Padua: www.biografiasyvidas.com/biografia/a/antonio_de_padua.htm
Nacido en Lisboa en 1195, murió en Padua en 1231.
En torno a 1210, ingresó en el monasterio de canónigos regulares de San Agustín de San Vicente de Fora, tuvo que abandonarlo por la oposición de sus padres. Se trasladó en 1212 al monasterio de Santa Cruz de Coimbra, donde tampoco pudo perseverar por el enfrentamiento que se vivió en esta comunidad entre el Rey Alfonso II de Portugal y el papa Inocencio III. Finalmente hacia el 1219, fecha en que probablemente era ya sacerdote, conoció a la pequeña comunidad franciscana de Coimbra, establecida poco antes en el eremitorio de Olivais, y se sintió atraído por su modo de vida fraterna, evangélica y en pobreza.
Junto a esto, hay otras circunstancias, aparentemente adversas, pero que van conduciendo su vida en la voluntad del Padre y que podemos leer en la web.
En estos dos hermanos que ya participan de la vida del cielo, como en otros muchos que llenan nuestro calendario, descubrir que tú y yo, en nuestras circunstancias más cotidianas, también estamos llamados a abrirnos a la acción de Dios y confiar plenamente en su proyecto de amor sobre nosotros.
Seguimos dando propuestas para vivir, cuidar y acompañar la fe de nuestros hijos e hijas durante este verano.
Una propuesta interesante es el ámbito de los juegos de mesa para este verano, en esas horas de calor podemos dedicar un ratito a algún juego que nos recuerde lo visto en catequesis durante el curso. Depende de las edades, pero por ejemplo La alegría de la fe, es un party inspirado en el catecismo Jesús es el Señor; o el Mémolit, ya hablamos en algún podcast, es un juego de memoria y azar en lo relacionado con el Año litúrgico y lugares y objetos litúrgicos.
También está Fidequiz.
Y la posibilidad de crearlos. Crear unas cartas del 1 con pasajes evangélicos. Un dominó de los sacramentos, dados para contar historias de Jesús, o de Historia Sagrada, o de la Iglesia… La página web de catequesis Jaén tiene puzles para realizar de forma interactiva sobre personajes bíblicos.
Ante las lecturas de este domingo, guardar silencio, contemplar la escena y “como si presente me hallare” despertar a Jesús. Quizá yo también sienta que está dormido, que parece no importarle lo que estoy sufriendo, lo que estamos viviendo en la familia, o la situación social de España, de la India, de Venezuela, de Israel…
«Maestro, ¿no te importa que perezcamos?». Ante el viento impetuoso y las olas que rompen contra la barca, Jesús se pone en pie. El viento y las olas le obedecen. Al momento hay silencio y calma, cuando todo está sereno es que Jesús te mira, nos mira y pregunta como sorprendido: ¿Por qué tenéis miedo?, ¿todavía no tenéis fe?
Abramos nuestro corazón a Jesús y hablemos con Él de nuestros miedos, de aquello que sentimos que nos supera, que como el viento y el mar en una tormenta, así mi vida se siente “en manos” de vaivenes bruscos, que sacuden, desestabilizan, generan duda, inquietud… Jesús quiero que seas el Señor de mi vida y de mi historia, quiero darte el timón de mi barquilla, de la barquilla de mi familia, de mi país, de la historia y condúcela tú, se tú mi Señor, mi único Señor.
El don del Temor de Dios no es tenerle miedo a Dios, sino el temor de apartarnos de Dios porque reconozco que qué es de mí sin Él. Se trata, nos dice el obispo Munilla de entender que lo importante en mi dice es huir de lo que desagrada a Dios y buscar siempre y en todo lo que a Él agrada, lo que le da gloria. No tener falsos ídolos.
El papa Francisco el 11 de junio del 2014 nos decía:
“El temor de Dios nos hace tomar conciencia de que todo viene de la gracia y que nuestra verdadera fuerza está únicamente en seguir al Señor Jesús y en dejar que el Padre pueda derramar sobre nosotros su bondad y su misericordia. Abrir el corazón, para que la bondad y la misericordia de Dios vengan a nosotros. Esto hace el Espíritu Santo con el don del temor de Dios: abre los corazones. Corazón abierto a fin de que el perdón, la misericordia, la bondad, la caricia del Padre vengan a nosotros, porque nosotros somos hijos infinitamente amados.
Cuando estamos invadidos por el temor de Dios, entonces estamos predispuestos a seguir al Señor con humildad, docilidad y obediencia. Esto, sin embargo, no con actitud resignada y pasiva, incluso quejumbrosa, sino con el estupor y la alegría de un hijo que se ve servido y amado por el Padre. El temor de Dios, por lo tanto, no hace de nosotros cristianos tímidos, sumisos, sino que genera en nosotros valentía y fuerza. Es un don que hace de nosotros cristianos convencidos, entusiastas, que no permanecen sometidos al Señor por miedo, sino porque son movidos y conquistados por su amor. Ser conquistados por el amor de Dios. Y esto es algo hermoso. Dejarnos conquistar por este amor de papá, que nos quiere mucho, nos ama con todo su corazón.”
Vivir este don es vivir en tensión creativa ante el Dios que nos trasciende y el Dios que nos atrae.
Nuestra geografía española está inundada de lugares marianos, raro es el pueblo, por pequeño que sea, que no tiene su ermita dedicada principalmente a la Virgen, también hay lugares que es a los santos. Por qué no añadir a nuestra salida en tiempo de vacaciones el hacer una ruta por lugares marianos del entorno, conociendo un poquito de su tradición, qué advocación mariana es, cómo surgió la devoción y podemos hacer una oración y un canto mariano en aquél lugar.
Esto no excluye acudir a grandes santuarios marianos como puede ser el Pilar, Monserrat, Covadonga, Guadalupe, el Rocio,-Fátima, Lourdes, Mejugore, Guadalupe –México-.
Según tenemos información contamos en España con 4300 santuarios o ermitas marianas.
Cuidar la fe y avivar el amor a la Virgen María puede ser una experiencia muy bonita para vivir en familia.
Según ha llegado hasta nosotros, la devoción al corazón herido de Jesús tiene sus orígenes en el siglo XI, cuando los cristianos piadosos meditaban sobre sus cinco llagas.
No fue hasta 1670 que el sacerdote francés P. Jean Eudes celebró la primera fiesta del Sagrado Corazón de Jesús.
Casi al mismo tiempo, una religiosa conocida por su piedad, Sor Margarita María Alacoque, empezó a informar que tenía visiones de Jesús. Éste se le aparecía con frecuencia y, en diciembre de 1673, le permitió –como había permitido una vez a Santa Gertrudis– descansar su cabeza sobre su corazón. Mientras experimentaba el consuelo de su presencia, Jesús le habló de su gran amor y le explicó que la había elegido para dar a conocer su amor y su bondad a la humanidad.
En 1675, durante la octava al Corpus Christi, Margarita María tuvo una visión que posteriormente se conoció como la “gran aparición”. En ella, Jesús pidió que la fiesta del Sagrado Corazón sea celebrada cada año el viernes siguiente a Corpus Christi, en reparación por la ingratitud de los hombres hacia su sacrificio redentor en la cruz.
El 8 de mayo de 1873 la devoción al Sagrado Corazón fue formalmente aprobada por el Papa Pío IX, y 26 años después, el 21 de julio de 1899, el papa León XIII recomendó urgentemente que todos los obispos del mundo observaran la fiesta en sus diócesis.
Nosotros también queremos acercarnos a este Corazón rasgado por amor y al eco de la Palabra que la Iglesia nos regala sentir su amor y predilección. Así dice el Señor por el profeta Oseas:
—«Cuando Israel era joven, lo amé, desde Egipto llamé a mi hijo.
Yo enseñe a andar a Efraín, lo alzaba en brazos; y él no comprendía que yo lo curaba.
(..) me inclinaba y le daba de comer.
Se me revuelve el corazón, se me conmueven las entrañas ».
La fortaleza es un don del Espíritu Santo que hemos de pedir y acoger en nosotros. Monseñor Munilla comenta que si hablásemos en términos de boxeo, es más la capacidad de encaje del golpe que de la capacidad de aguante, o de ataque. Es la de sabernos asistidos por una fuerza que va más allá de nuestras fuerzas naturales ante la enfermedad, la incomprensión, sufrir una injusticia, etc. El papa Francisco, el 14 de mayo del 2014 habla en la audiencia de los miércoles sobre el don de fortaleza y nos lo relata con una parábola: «Hay una parábola, relatada por Jesús, que nos ayuda a captar la importancia de este don. Un sembrador salió a sembrar; sin embargo, no toda la semilla que esparció dio fruto. Lo que cayó al borde del camino se lo comieron los pájaros; lo que cayó en terreno pedregoso o entre abrojos brotó, pero inmediatamente lo abrasó el sol o lo ahogaron las espinas. Sólo lo que cayó en terreno bueno creció y dio fruto (cf. Mc 4, 3-9; Mt 13, 3-9; Lc 8, 4-8). Como Jesús mismo explica a sus discípulos, este sembrador representa al Padre, que esparce abundantemente la semilla de su Palabra. La semilla, sin embargo, se encuentra a menudo con la aridez de nuestro corazón, e incluso cuando es acogida corre el riesgo de permanecer estéril. Con el don de fortaleza, en cambio, el Espíritu Santo libera el terreno de nuestro corazón, lo libera de la tibieza, de las incertidumbres y de todos los temores que pueden frenarlo, de modo que la Palabra del Señor se ponga en práctica, de manera auténtica y gozosa. Es una gran ayuda este don de fortaleza, nos da fuerza y nos libera también de muchos impedimentos.» No hay que pensar que el don de fortaleza es necesario sólo en algunas ocasiones o situaciones especiales. En el día a día: fortaleza para perdonar, fortaleza para decir las cosas sin ira, fortaleza para cumplir con mis deberes laborales, familiares, fortaleza para tener paciencia, fortaleza… Una certeza del Espíritu: «Todo lo puedo en Aquel que me conforta» (Flp 4, 13).
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