¡Ey, qué tal! en el podcast de diciembre de YslaMac comentaba mi afición por la supervivencia, sabrás que me he liado la manta a la cabeza para hablar de algo que me flipa: el kit de supervivencia de 72 horas. Sí, ese que te saca de un apuro si te evacúan de casa por una Dana, un incendio o cualquier movida chunga. La UE ha sacado un modelo basado en el kit sueco (¡viva el frío y los fiordos!), pero aquí, en el sur del sur, con nuestro calorazo y nuestro rollo, necesitamos adaptarlo. Así que, venga, te cuento cómo montarte un kit de supervivencia que mole y te saque las castañas del fuego.
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Vergüenza ajena ver a esta tía, en fin.
¿Por qué un kit de supervivencia de 72 horas?
Imagina que te piden salir de casa por una emergencia: una gota fría como la de Valencia, un incendio cerca o un edificio que no está para fiestas. Este kit no es para convertirte en Rambo ni para sobrevivir un apocalipsis zombi (aunque mi hija dice que yo sería el primero en ofrecer mi cerebro 🧟♂️). Es para que tengas lo básico para 24-72 horas, hasta que las cosas se calmen o vuelvas a casa. La idea es no depender de nadie, llevar lo justo y estar preparado. Y ojo, no es ser paranoico, es ser práctico.
Lo que hay que tener en cuenta antes de empezar
Antes de meter cosas en la mochila como locos, apunta estas claves:
Es para 72 horas, no para siempre. No hace falta que cargues con media casa. Piensa en lo esencial para un par de días fuera.
Adapta el kit a tu rollo. No es lo mismo el sur de España, con 40º a la sombra, que Suecia. Aquí el agua y la protección solar son la vida.
Revisa el kit cada cierto tiempo. Las pilas se sulfatan, el ibuprofeno caduca (sí, me ha pasado) y las baterías se gastan. Haz un chequeo cada 6 meses.
Aprende a usarlo. Comprar un filtro de agua está guay, pero si no sabes cómo funciona, es como llevar un ladrillo. Haz pruebas, juega con los niños para que aprendan y enseñen.
Conoce tu entorno. Las salidas de la ciudad, los carriles alternativos (sí, esos donde ibas con tu pareja 😉) o un mapa del Instituto Geográfico Nacional pueden ser un salvavidas.
No te flipes. Hay quien mete un lanzacohetes en el kit “por si acaso”. Céntrate en lo que de verdad necesitas.
Mi kit de supervivencia: lo que llevo en la mochila
Aquí va la lista de lo que meto en mi kit de supervivencia, adaptado a mi familia y al calor del sur. No es la biblia, quita o pon lo que te mole, pero te puede servir de guía:
Linternas: Una frontal y otra normal, siempre a pilas (las baterías me han fallado). Llevo pilas de repuesto.
Hornillo y fuego: Un hornillo de cera, pastillas de encendido, cerillas, dos mecheros y un ferroceiro. ¡Fuego, que no falte!
Comida: 3 latas de legumbres (duran mil), galletas María, frutos secos, chicles y barritas energéticas. Desayunar es sagrado.
Agua: Una botella de 2 litros (sé que es poco, estoy en busca de un nuevo filtro) y pastillas potabilizadoras.
Botiquín: Tiritas, gasas, betadine, cristalmina, vendas, paracetamol y enantium. En Decathlon hay kits decentes. Si tienes alergias o enfermedades crónicas, no te olvides de la medicación.
Pinzas para garrapatas: Las garrapatas son mi pesadilla, pueden causar movidas serias como la enfermedad de Lyme.
Torniquete: Uno bueno, homologado tipo CAT. Los baratos son un peligro.
Bolsa estanca: Con camiseta, dos calzoncillos, dos pares de calcetines y papel higiénico. El botiquín también va aquí.
Radio AM/FM: A pilas, con las frecuencias de RNE y R5 apuntadas. La info en emergencias es oro.
Walkie PMR: Tengo unos Baofeng, pero recomiendo Alinco o Motorola. Ojo, los walkies de uso libre no necesitan licencia, pero infórmate bien.
Cuchillo y multiherramienta: Un cuchillo Aitor y una Leatherman. Si solo puedes llevar una, la multiherramienta.
Power bank: Para 3 cargas del móvil o walkies. Que sea USB-C, porfa, que es el estándar.