El "amor" por la familia nos hace mantener la atención en las apariencias, intensificándolas. Es menester dejar ir esas ataduras que nos hacen permanecer en las octavas de conciencia bajas y densas (el crimen, el odio, la ira y la más gruesa, la crítica y condenación) y que impiden que nos conectemos con las octavas de la Presencia: la Tolerancia, el Júbilo, el Amor Puro y finalmente la Felicidad Perfecta.
Libro: Instrucción de un Maestro Ascendido
Ser de Luz: Saint Germain.