Yessica Guillén fue reconocida como una de las mejores policías de México, entregando su vida al servicio y protección de su país. Sin embargo, hoy enfrenta una sentencia de 60 años de prisión por un delito que asegura no haber cometido. Con pruebas claras que demuestran su inocencia, Yessica ha sido abandonada por la corporación que defendió y traicionada por el sistema que juró proteger. Esta es la historia que muchos quieren silenciar: una historia de corrupción, traición institucional y una lucha desesperada por justicia. ¿Cómo puede el gobierno dar la espalda a quienes un día sirvieron con honor?

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