Amada el lenguaje de tu cuerpo habla de ti, más que tus palabras, así que toma nota, que hoy aprenderemos algunos consejos importantes para ser más asertiva en nuestro lenguaje corporal.

Amada, el corazón es el centro de todas nuestras emociones e intenciones que manan en él. Sentimientos como la alegría y la tristeza proceden de nuestro corazón y lo mejor aún es que él, nos ayuda a ser sabias o a portarnos como necias. 

Nuestras palabras tienen un poder enorme, mucho mayor del que somos capaces de imaginar. Con nuestras palabras podemos transmitir la gracia y bendición de Dios a los demás, o podemos sin querer convertirnos en instrumentos de las tinieblas para herir y transmitir mentiras a la vida de los que nos rodean.

El amor perfecto es ese que ama, aunque yo no lo ame; que me da, aunque yo no le dé nada; que me abraza, aunque yo lo desprecie; que me anhela, aunque yo lo rechace; que me busca, que no deja de mirarme, aunque yo esquive una y otra vez la mirada; que va conmigo a todos lados, aunque yo crea que estoy sola.

Un corazón cambiado es el resultado de la formación de nuevos hábitos. Muchas veces deseamos que sea sin esfuerzo y de manera inmediata. Pero no podemos esperar cambiar un mal hábito de la noche a la mañana, después de haber pasado años comportándonos de esa manera.

Dios define un corazón nuevo como aquel que  Él ha limpiado, perdonado, un corazón que de manera voluntaria decide vivir la vida conforme a su voluntad. Amada cuando vives el proceso del perdón y de ser libre a través de esta herramienta tu corazón empieza a ser sensible, susceptible, tierno y obediente.

Hoy quiero darte pautas fáciles y sencillas para cerrar el ciclo del perdón. Lo primero es que debes mantener una decisión diaria de no reabrir el tema, esta parte suele ser difícil por lo que seguramente las emociones y los sentimientos pueden resurgir, el perdonar no borra nuestros recuerdos.

Hoy quiero explicarte brevemente acerca de una palabra que está relacionada con la sanidad del corazón y el perdón. Esta palabra es el resentimiento. Seguramente la has escuchado o has experimentado en tu vida.

Muchas veces la persona más difícil de perdonar somos nosotras, tendemos a ser duras e inflexibles con la naturaleza y la vulnerabilidad de nuestro corazón, podemos estar siendo como verdugos culpándonos todo el tiempo atrapadas en un círculo que no nos permite brillar en la verdad de ser mujer.

Hoy quiero que hablemos un poco sobre el perdón. Seguramente tienes en tu mente alguna definición de este término, sin embargo déjame darte algunos, para que nuestro corazón sea sanado el perdón es la clave. Cuando perdonamos nuestras emociones empiezan a ser sanadas.