Share Andrés Felipe Arias
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En el último episodio de la temporada Andrés Felipe Arias relata la forma en que el Dictador se despoja del poder en el año 79 AC, para luego retirarse del todo de la política. Arias nos describe con detalle la excéntrica forma en que Sila sale de Roma, así como los sucesos de sus últimos meses, rodeado de su esposa, su amante y sus amigos, para finalmente fallecer en el año 78 AC a causa de un doloroso cáncer intestinal. Así las cosas, este cierre de temporada nos deja ver el final de un titán, amado por unos y odiado por otros, pero que, en cualquier caso, fue uno de esos hombres que partió en dos la historia de Roma.
En este episodio Andrés Felipe Arias continúa con la apasionante historia de Sila en su función de dictador de Roma. Nos narra la forma en que finalmente el Dictador dio su brazo a torcer y perdonó al joven Julio César, trasladándolo más bien como tribuno militar al frente de guerra en oriente. Arias también nos cuenta en este capítulo que, a pesar de las tragedias que enlutaron a su propia familia en el año 81 AC, como la muerte de su esposa Dalmática y la de su hijastra Emilia Escaura, nada detenía a Sila, quien además de permitir la prolongación del cruel y corrompido programa de proscripciones, también se aplicó durante ese año a promulgar e implementar sendas reformas en los frentes religioso, económico, judicial, político, provincial y de reforma agraria para los veteranos.
El décimo cuarto capítulo de la temporada abre un rico abanico de eventos acaecidos durante los primeros meses de la dictadura de Lucio Cornelio Sila. Por un lado, Andrés Felipe Arias nos explica las causas del desagrado y persecución del Dictador en contra de un joven Julio César. También nos relata con suma precisión la serie de sucesos que condujeron a la Segunda Guerra Mitridática, la tácita sedición del futuro Pompeyo Magno y la avalancha de reformas civiles, políticas y económicas que Sila continuó implementando. Todo esto en medio del régimen de terror que se agudizaba por las crueles proscripciones, política que no sólo se convertía en una violenta herramienta de venganza contra los enemigos del régimen, sino también en fuente de enriquecimiento ilícito para los amigos de este.
En este episodio Andrés Felipe Arias nos va llevando por esas primeras de reformas o, mejor, contrarreformas, que Lucio Cornelio Sila – Dictador, amo y señor de una atemorizada y subyugada República de Roma – comenzó a implementar. Especial énfasis se hace en las famosas proscripciones, la cuales desataron una inclemente persecución, instrumentalizada mediante la confiscación de bienes, con efecto por dos generaciones, y también ejecución, en contra de cientos de ciudadanos que, de alguna u otra forma, habían tomado partido por los enemigos de Sila durante la guerra civil. En este capítulo Arias también detalla la contrarreforma religiosa del Dictador, así como la apariencia de democracia que este no obstante pretendía darle a su régimen de terror mediante la imposición de los magistrados que Roma anualmente debía elegir.
Hemos llegado al duodécimo capítulo de esta temporada de Las Ondas de Roma, episodio en el cual Andrés Felipe Arias narra la sucesión de batallas y maniobras militares que llevaron a la derrota final de las fuerzas consulares de la República de Roma, la muerte de sus dos cónsules – Cneo Papirio Carbón, capturado en África, y Cayo Mario el Menor, quien termina suicidándose en medio del feroz asedio de las fuerzas de Sila sobre la ciudad de Palestrina. Es así como Arias nos va conduciendo hacia el climax de esta temporada: la batalla de la Puerta Collina de Roma, choque final entre el ejército de Sila y una columna enemiga de 90,000 hombres, entre samnitas, lucanos, campanos y los vestigios de las legiones consulares. Tras la brutal derrota de quienes se oponían a Sila, el autor de esta serie nos hace desembocar a un hito que partió en dos la historia de Roma, y quizá de la humanidad: el ingreso a la ciudad de Lucio Cornelio Sila, nuevo amo y señor absoluto de la agonizante República de Roma, un 5 de noviembre del año 82 AC.
Andrés Felipe Arias relata, en el onceavo capítulo de la temporada, la serie de sucesos, batallas y movimientos militares durante la primera mitad del año 82 AC, a medida que avanzaba aquella guerra civil que destrozaba poco a poco la República de Roma. En concreto, Arias relata la forma en que las legiones de Sila fueron copando y derrotando las fuerzas consulares. Como resultado, y tal como el narrador lo muestra, de un lado, Mario el Menor, cónsul principal de Roma, se mostraba incapaz de romper el asedio que lo mantenía inmovilizado en Palestrina, mientras, de otro lado, Cneo Papirio Carbón, el otro cónsul romano, caía preso de la desesperación debido no sólo a su incapacidad para aliviar del asedio a su co – cónsul, sino también a haber perdido la Galia Cisalpina y la iniciativa ante las legiones de un enemigo indudablemente superior. Al final, Arias nos revela que el cónsul Carbón no vio salida diferente a huir a África, muy a pesar de una buena noticia que había recibido: el avance de un ejército de 70 mil samnitas, lucanos y campanos que ya se había movilizado para brindarle alivio a las fuerzas consulares.
El décimo episodio de esta cuarta temporada es uno en el cual Andrés Felipe Arias continúa relatando el avance militar de Lucio Cornelio Sila hacia Roma. En esta ocasión Arias narra con sumo detalle todos los sucesos bélicos y despliegues tácticos que permitieron a Sila llegar a Roma y tomar la ciudad. Fue de tal magnitud y velocidad su avance que, tal como lo explica Andrés Felipe Arias, corrían apenas los primeros días del mes de mayo del año 82 AC, es decir, sólo habían transcurrido unas pocas semanas después del inicio de la campaña militar de ese año, y Sila no sólo había neutralizado a uno de los dos cónsules romanos, esto es, a Cayo Mario el Menor, sometiéndolo a un feroz asedio en la ciudad de Palestrina, sino que también había ocupado la mayor parte de la península itálica.
En el noveno capítulo de la temporada Andrés Felipe Arias describirá el avance de Sila durante la primavera y el verano del año 83 AC hacia el interior de Italia. Al mismo tiempo, relatará la forma en que el joven y osado general, Cneo Pompeyo, enfrentó y derrotó, para sorpresa de muchos, una y otra vez las legiones de Carbón, para luego unirse al ejército de Sila. En este episodio Arias también narra la impotencia de los dos cónsules romanos, Asiático Asiageno y Cayo Norbano, para detener el avance de Sila y su ejército hacia la región de Campania. Según Arias, tan estériles fueron los esfuerzos consulares que, para el invierno de ese año 83 AC, Sila ya tenía de su lado las 8 legiones de Asiático Asiageno, mientras sitiaba a Cayo Norbano en la ciudad de Capua, cuartel general del ejército de Roma. Aun así, Andrés Felipe Arias revela que en diciembre de ese año Cayo Mario el Menor y el propio Cneo Papirio Carbón salían elegidos cónsules para enfrentar a Sila y sus 18 legiones cuando llegara la primavera del año siguiente.
Andrés Felipe nos lleva, en este octavo episodio de la temporada, al momento que todos – tanto en ese entonces en Roma, como ahora el oyente – estábamos esperando, es decir, el desembarco final de Lucio Cornelio Sila y sus legiones, vencedoras de la Primera Guerra Mitridática, en la península itálica en abril del año 83 AC. Sila ha regresado a lidiar con sus enemigos. Para mal de éstos, el comandante de los ejércitos romanos que derrotaron al Rey del Ponto es aclamado y vitoreado por todas las aldeas por las cuales pasa con sus legiones. Y, como si eso fuera poco, Arias también nos revela que el joven Cneo Pompeyo, el futuro Pompeyo Magno, ha tomado la decisión de reclutar y costear de su propio pecunio 3 legiones adicionales para unírsele a Sila. Como vemos, los cónsules de ese año 83 AC, Lucio Cornelio Escipión Asiático Asiageno y Cayo Norbano Balbo, dos esbirros de Cneo Papirio Carbón, el verdadero poder detrás del trono en Roma y el único enemigo original de Sila que quedaba con vida, no tienen opción diferente que prepararse para la guerra contra Sila.
A lo largo del séptimo capítulo de esta temporada Andrés F. Arias describe las atrocidades que fueron perpetradas por los ejércitos victoriosos de Cinna y Mario tras la retoma de Roma. Aunque Cinna había prometido que no habría baños de sangre, lo cierto es que algunos de sus cuadros y, especialmente, Cayo Mario y sus hombres, arrastraban un feroz deseo de vindicta contra ciertos círculos aristocráticos y senatoriales. En este capítulo Arias también introduce al gran Julio César, sobrino político de Cayo Mario y quien décadas más tarde partiría en dos la historia de Roma. En ese momento era apenas un preadolescente de 13 años, siendo obligado por el mismo Mario a asumir un sacerdocio y a contraer un matrimonio que debían truncarle cualquier sueño de gloria militar y política. Resulta que Mario ya había visto en Julio César el genio y el potencial que traía y no
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