Es de adentro hacia afuera, no de afuera hacia adentro.
Se nos pierde el camino cuando vamos de afuera hacia adentro, de lo grande a lo pequeño, de la muerte a la vida.
¿Y si existiera la posibilidad de que en verdad todo este tiempo nos hayamos empeñado en hacerlo al revés a falta de una mejor visión?
Siempre ha sido más fácil amar a otros, sanar a otros, escuchar a otros, perdonar a otros, acompañar a otros…más que a nosotros mismos.
Tal vez, ahí está el problema.
¿Será tan difícil mirar hacia adentro o más bien, hemos preferido quedarnos en la superficie?