Este episodio se centra en un tema aparentemente marginal, pero de gran relevancia si tenemos en cuenta los usos cada vez más novedosos del material cerámico, que ya ha desembarcado, a todos los efectos, en el mundo del mobiliario y que, de diversas maneras, puede entrar cada vez más en contacto con alimentos y productos alimenticios.
Dado que el material cerámico es absolutamente, y por su propia naturaleza, uno de los materiales más higiénicos y antisépticos del mundo, también es cierto que los tratamientos superficiales de protección que se llevan a cabo tras la cocción (a menudo tras un proceso de lapeado o pulido) podrían representar una cuestión crítica desde esta perspectiva: los productos protectores utilizados y aplicados sobre la superficie cerámica mediante equipos especiales, a diferencia de la masa cerámica, no cambian tras el tratamiento y, por lo tanto, no son transformados por las altas temperaturas que se liberan en los hornos.
Aunque, a todos los efectos, el tema de las emisiones nocivas es extremadamente raro (tanto por parte del vidrio cerámico como por parte del tratamiento), conviene, no obstante, hacer balance y explorar la cuestión profundizando en los mecanismos, no solo de naturaleza química, que tienen lugar entre bastidores.