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“Me vi harto imperfecta aquel día”, cuenta en su Libro de las fundaciones una agobiadísima Santa Teresa al recordar las desazones de una capilla mal tejada y unas paredes sin encalar. Las amigas que guarden en las pupilas el dolorcillo perenne de haber emprendido obras en casa harán suyo el desasosiego de la Santa: “yo no sabía qué hacer, sino que me estaba deshaciendo, y dije a nuestro Señor casi quejándome que, o no me mandase entender en estas obras, o remediase aquella necesidad”. Desde nuestra perpetua bilocación y sin morada que acomodar, Las hijas de Felipe nos lanzamos impúdicamente al intrusismo profesional con un episodio en directo desde el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid en el que pasamos de puntillas por la figura del arquitecto barroco para por fin hablaros de la arquitecta Plautilla Bricci, de monjas mañosísimas, de conventos en apuros, de arquitecturas de emergencia e incluso de nuestras propias ansiedades con lo público y lo privado, con la celda y el claustro. Amiga, si quieres saberte al dedillo cada percance del grand prix conventual carmelita, dale a play.
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“Me vi harto imperfecta aquel día”, cuenta en su Libro de las fundaciones una agobiadísima Santa Teresa al recordar las desazones de una capilla mal tejada y unas paredes sin encalar. Las amigas que guarden en las pupilas el dolorcillo perenne de haber emprendido obras en casa harán suyo el desasosiego de la Santa: “yo no sabía qué hacer, sino que me estaba deshaciendo, y dije a nuestro Señor casi quejándome que, o no me mandase entender en estas obras, o remediase aquella necesidad”. Desde nuestra perpetua bilocación y sin morada que acomodar, Las hijas de Felipe nos lanzamos impúdicamente al intrusismo profesional con un episodio en directo desde el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid en el que pasamos de puntillas por la figura del arquitecto barroco para por fin hablaros de la arquitecta Plautilla Bricci, de monjas mañosísimas, de conventos en apuros, de arquitecturas de emergencia e incluso de nuestras propias ansiedades con lo público y lo privado, con la celda y el claustro. Amiga, si quieres saberte al dedillo cada percance del grand prix conventual carmelita, dale a play.
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