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No ha habido en la música un artista más genial que Charlie Parker, un tipo tan revolucionario como caótico, que lideró la reconversión más salvaje del jazz impulsando el bebop. Charlie tocó con todos los nombres grandes de la historia del jazz, la mayoría adolescentes en esos gloriosos años cuarenta, pero Parker necesitaba a alguien a su altura, alguien que pudiese elevarlo, llevarlo a otros lugares. Ese alguien resultó ser Dizzy Gillespie, juntos coincidieron en varias ocasiones y grabaron algunos discos que son parte de la historia de la música.
La relación entre Dizzy Gillespie fue larga y no resultó sencilla. Parker, un estudioso de la música, acabó preso de sus adicciones y la relación se torció. Dizzy solía viajar con un trompetista de repuesto por si Charlie no aparecía o desaparecía, pero la unión fue tan intensa y poderosa que Dizzy llegó a calificar a su socio como la otra mitad de su latido. Tras años de colaboraciones en 1952 llegó a las tiendas su último trabajo, un álbum que los juntó con Max Roach o Thelonious Monk
Esta semana regresamos al jazz para recordar esta joya de dos de sus más grandes talentos, un álbum que vamos a recorrer en la compañía de Manuel Recio y con los reportajes de Lucía Taboada.
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No ha habido en la música un artista más genial que Charlie Parker, un tipo tan revolucionario como caótico, que lideró la reconversión más salvaje del jazz impulsando el bebop. Charlie tocó con todos los nombres grandes de la historia del jazz, la mayoría adolescentes en esos gloriosos años cuarenta, pero Parker necesitaba a alguien a su altura, alguien que pudiese elevarlo, llevarlo a otros lugares. Ese alguien resultó ser Dizzy Gillespie, juntos coincidieron en varias ocasiones y grabaron algunos discos que son parte de la historia de la música.
La relación entre Dizzy Gillespie fue larga y no resultó sencilla. Parker, un estudioso de la música, acabó preso de sus adicciones y la relación se torció. Dizzy solía viajar con un trompetista de repuesto por si Charlie no aparecía o desaparecía, pero la unión fue tan intensa y poderosa que Dizzy llegó a calificar a su socio como la otra mitad de su latido. Tras años de colaboraciones en 1952 llegó a las tiendas su último trabajo, un álbum que los juntó con Max Roach o Thelonious Monk
Esta semana regresamos al jazz para recordar esta joya de dos de sus más grandes talentos, un álbum que vamos a recorrer en la compañía de Manuel Recio y con los reportajes de Lucía Taboada.
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