La República Dominicana fue ocupada por Haití entre 1822 y 1844. Este fue un periodo traumático para los dominicanos, que vieron cómo el gobierno de Jean Pierre Boyer saqueaba toda la parte oriental de la isla. Tras su independencia, la primera República Dominicana era un país deshecho y paupérrimo. El poder político lo ejercían caudillos militares cuyo poder se turnaban manu militari y siempre mirando de reojo hacia el este por la amenaza latente que suponía Haití (de hecho, intentó una invasión en 1849). También se sucedieron las constituciones, firmándose la cuarta en 1858.