¿Hay quien quiere ser lo peor a posta o quien quiere hacer todas las cosas mal adrede? Seguramente y, de forma unánime, la respuesta será no. A nadie le gusta hacer las cosas mal ni tampoco quiere ser su peor versión. Es por eso que generalmente todos buscamos el éxito. Entendiendo el éxito como la mejor versión de nosotros, como hacer las cosas lo mejor posible o alcanzar la mayores cotas de bienestar. Obtener todos aquellos logros que nos proponemos.
Sin embargo, en esa búsqueda, es posible que nos perdamos. Queremos y deseamos tanto ese éxito que nos perdemos en esa selva complicada de proyectos, metas, deseos, puntos de llegada. Por tanto quizá sería conveniente no perder de vista nunca la meta, pero especialmente disfrutar también del viaje.