En mi última carta semanal del curso, deseo hablaros de una tarea esencial para el cristiano: la oración. Y lo hago sabiendo que muchos vais a tener unos días de descanso. Os invito a entrar en diálogo con Dios para así mantener un diálogo verdadero con los hombres. Buscad tiempos de silencio: en medio de la naturaleza, en la ermita del pueblo en el que estéis, en el santuario que visitéis, en el templo parroquial de donde vivís, en vuestra casa meditando un pasaje de la Biblia… Tened la experiencia de nuestra Madre la Virgen María, que lo dejó todo al juicio de Dios. ¡Qué fuerza tiene su «he aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra» (Lc 1, 38). Para facilitaros la oración, durante el mes de agosto os indicaré la cita del Evangelio del día junto a mis tuits.