Lastimosamente, existen muchas personas que han escuchado el Evangelio y han sido tocadas por Cristo pero, aún así su vida no cambia, no hay fruto. Es posible ver lo que Cristo hizo y logró por nosotros sin que esto haga algo en nuestras vidas. Es posible ver y oír pero no recibir. Nuestra oración a Cristo debería ser que nunca estemos acostumbrados a su obra.