No es lo mismo alimentar al animal que alimentar al microbioma, ya que la composición nutricional del alimento es muy diferente a lo largo del tracto gastrointestinal. La fibra constituye la mayor parte de lo que llega a zonas más distales del digestivo. Por lo tanto, el tipo de fibra y sus características, así como la utilización de ésta, serán factores claves que modularán el desarrollo del microbioma fibrolítico.
Diego Parra, gerente técnico de AB Vista en España, Norte de África y Medio Oriente habla con nosotros sobre este tema y nos dice que la fibra siempre ha tenido una connotación negativa por ser un diluyente del alimento y crear viscosidad digestiva, disminuyendo la digestibilidad y absorción de nutrientes. No obstante, las nuevas investigaciones han mostrado que la fermentación dirigida de la fibra puede generar una serie de aspectos positivos en pro del desarrollo de un microbioma fibrolítico, mejorando la digestibilidad y absorción de nutrientes, así como la producción de energía, la producción de enzimas endógenas microbianas, la formación de ácidos grasos de cadena media y corta y la exclusión de bacterias patógenas por competitividad de nicho ecológico.