Si tienes a un ser querido que está pasando por un momento difícil, lo peor que puedes hacer es permitirte ser arrastrado emocionalmente por su circunstancia, y ser un afligido más por el problema. Cuidado con pensar que entrar en el juego de lamentarse, criticar, condenar y sufrir junto con esa persona que tanto quieres, le va a servir de algo. Todo lo contrario, estarías reforzando su condición negativa y su malestar. Lo mejor que puedes hacer para ayudar a esa persona es mantener la compostura, ser un soporte sólido con el que pueda contar, ayudarle a aprender las lecciones que han surgido de la situación, y darle esperanza mostrándole las oportunidades que ahora tiene por delante.