Nos familiarizamos con recapitular nuestro día, para poder hacernos más conscientes de nuestros pensamientos, emociones y acciones cotidianas y así poder identificar patrones. Nos observamos "desde el puente" y también recuperamos la energía depositada en eventos y situaciones no deseadas.

Entrenamos para fortalecer la paciencia y de-construir el enojo, con el fin de reducir la intensidad y la recurrencia del mismo. 

Cultivamos un estado mental más imparcial y empático, para ser más ecuánimes.

Cultivamos aprecio y gratitud en nuestras vidas, reconociendo y poniendo atención a todo eso que, en ocasiones, pasamos desapercibido.

Nos familiarizamos con un estado mental más altruista, visualizando diferentes formas de generosidad.

Practicamos la amabilidad a través de reflexionar en el anhelo de bienestar que todos tenemos.

Fortalecemos la cualidad de la amabilidad, reflexionando cómo es que todos anhelamos bienestar y felicidad.

Cultivando mayor enfoque, calma y claridad, libre de aferramiento.