Cuando somos los responsables de dirigir proyectos estamos encargados de administrar sus recursos financieros, humanos, materiales, etc. Esto nos obliga a gestionarlos de una manera profesional, no solo para salvaguardar los bienes y el buen nombre de las organizaciones, si no, también, porque nuestras acciones deben estar apegadas a un código de ética y responsabilidad profesional.