Las estrellas masivas, decenas o, incluso más de un centenar de veces más masivas que el Sol, llevan una vida violenta y efímera. Las primeras que se formaron, poco tiempo después del Big Bang, tuvieron que alimentarse de hidrógeno y helio, los dos elementos que hasta entonces habían sido creados. Fue en el corazón de esas enormes estrellas donde nacieron las fraguas de fusión nuclear que forjaron el resto de los elementos químicos conocidos. A estos elementos más pesados que el H y el He los astrónomos y astrofísicos los identifican como "metales". Miriam García, investigadora del CAB, explica hoy que, a medida que el Cosmos se iba enriqueciendo en metales, las nuevas estrellas que se formaban iban aglutinado parte de la materia generada y dispersada por las generaciones anteriores y, como consecuencia, se iban enriquecido en esos elementos pesados. Así, el estudio de estrellas pobres en metales abre una ventana al pasado del Universo ¿Dónde se pueden buscar y observar esas estrellas? Actualmente su estudio se centra en la Pequeña Nube de Magallanes, pero Miriam García y sus colegas proponen mirar hacia otros lugares. Más información en https://cienciaes.com