En nuestro día a día hacemos mil cosas que mantienen nuestra mente ocupada. Yo la lleno de
viajes que me he obligado sola a realizar, otros las llenan de tareas
interminables, de cursos continuos, de demandas del resto…
Y acabamos llenando huecos que tal vez deberían estar vacíos para que la semilla que cada uno
tenemos, lo que de verdad llevamos dentro, pudiera crecer y salir de forma sana
al exterior.
Sobre esto os cuento hoy. Sobre espacios vacíos, sobre huecos que no nos atrevemos a mirar.
Si te apetece escucharlo solo tienes que darle al playa.