La llamada luna de miel dura poco en la política. Más aun cuando gana un gobierno basado en una alianza política en la que, cuando se adoptan medidas que rasgan intereses de algún partido, comienzan los golpetazos y las discrepancias internas, consideradas fatales cuando la pretensión es recomponer un país.
Ese era el caldeado clima existente en Colombia, cuando el presidente izquierdista Gustavo Petro (1960) decidió el cambio de siete ministros – de 19- de su gabinete a fines del pasado mes, quebrando la amplia base de concentración denominada Pacto Histórico, en el que aparecían partidos como el Liberal, el De la U y el Conservador.
Con el Partido Liberal, bajo el liderazgo del exmandatario César Gaviria, la estrategia presidencial es diferente, porque la agrupación tiene mayoría en el órgano legislativo aunque de sus 33 legisladores 18 suscribieron una carta en que se desmarcan de las posiciones de su líder.
Sin mucho escándalo, pero utilizando la frase ¨vamos hacia un campo de batalla en el que hay que ganar¨ el exsenador y exalcalde de Bogotá, de amplio expediente político, auguró momentos de mayor conflicto en su administración iniciada el pasado 7 de agosto.
La renovación ministerial ocurrió por la carencia de apoyo de varias agrupaciones y personajes tradicionales a la reforma de la salud, uno de los programas bandera del Pacto Histórico, y que pusieron todo tipo de escollos para su envío al Congreso Nacional, entre otras diferencias.
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