En 1997, a pesar de que Efrén López Tarango ya tenía hijos de un matrimonio previo y que, en ese entonces, él y su pareja Albertina Enríquez Ortegón ya eran mayores, decidieron adoptar a una niña de un año a la que le pusieron de nombre Ana Carolina pero que cariñosamente llamaban Jenny. Su intención era darle a la niña todo el amor y cuidados que sus padres biológicos no le habían podido dar 15 años más tarde pagarían ese acto de amor, con sus vidas.

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