Aun sabiendo que la Revolución cómo proceso ha terminado, el Gobierno cubano y sus aliados, continúan enalteciendo el «revolucionarismo». En ese proceso resultan clave quienes Paul Hollander definió cómo Peregrinos Políticos. Intelectuales originariamente movidos por una especie de fe política, en busca de significado y trascendencia individuales, mediante la participación en un proyecto colectivo. Lo que fue aprovechado por los Estados totalitarios, en beneficio propio. Y a los idealistas se sumaron los oportunistas que vieron, en el mecenazgo de esas dictaduras, una oportunidad para acceder a fama, beneficios y poder.