El enfoque tradicional del trabajo necesita un rediseño, dice la economista Juliet Schor. Está liderando las pruebas de la semana laboral de cuatro días en países como EE. UU. e Irlanda, y los resultados hasta ahora han sido abrumadoramente positivos: desde una mayor satisfacción del empleador y del cliente hasta un crecimiento de los ingresos y una menor rotación. Al defender una semana laboral de cuatro días y 32 horas (con cinco días de pago), Schor explica cómo este modelo para el futuro del trabajo podría abordar desafíos importantes como el agotamiento y la crisis climática, y comparte cómo las empresas y los gobiernos podrían trabajar juntos para hacerlo realidad.