A principios del siglo XX se construyó la Colonia Roma, en la ciudad de México. La primera mitad del siglo fue caótica revueltas, conflictos armados y plagas asolaron la ciudad. Un brote de tifus obligó a algunas casas a convertirse en hospitales improvisado, el número 191 de Álvaro Obregón, en la Colonia de Roma fue una de ellas. Un grupo de fanáticos religiosos determinó que aquella enfermedad era un castigo divino y que los enfermos estaban poseídos por entes malignos. Una noche prendieron fuego a la casa con todo el personal sanitario y enfermos dentro. Sufrieron una agonía horrible antes de morir. Poco después la casa fue rehabilitada y la ocupó una familia que vivió todo tipo de hechos paranormales.
A día de hoy, los transeúntes que pasan frente a la casa aseguran que se ven sombras en las ventanas, la temperatura desciende y se escuchan lamentos.
Escuchemos la historia de la familia Mondragón los días previos a su muerte.