El lago Itaipú, con sus 1.500 kilómetros cuadrados de superficie, es un vasto escenario que parte de presentar una serie de atractivos para el turismo es también una supercarretera para el contrabando hacia y desde Brasil. Por allí pasa de todo: drogas, armas, cigarrillos, electrónica y hasta fertilizantes que hoy cuestan fortunas a causa de la guerra. Como expresa un diario mexicano, el lago Itaipú es un verdadero paraíso para el contrabando. Ni más ni menos.