Me encanta crear atmósferas sonoras, crear espacios sonoros como nuestro otro podcast de entretenimiento poco a poco pero ya, bandas sonoras, recitar textos y sonorizarlos… todo lo que te transporta a otro sitio, más amable, idílico si lo prefieres, es algo que desde que era joven siempre me atrajo.
Pienso que hoy en día la evolución de la tecnología ha ido en esa dirección, en atrapar la atención de la gente y transportarla a otro sitio para hacerla sentir, para crearle una adicción por lo virtual más que por lo real.
No es ninguna tontería que pasemos cuarenta horas o más con los dispositivos electrónicos conectados a la red.
Para los que trabajamos en ello estamos prácticamente todos los días una media de 6 horas todos los días pero para los que trabajan en otra cosa el promedio es altísimo también.
Cada vez que tienes un rato libre miras alguna red social, correos, escuchas música o podcast o sencillamente navegas por la red para curiosear.
¿Dónde ha quedado la espera, ese espacio que nos ayudaba a pasar de estar haciendo una cosa para dedicarte a otra…el estar sentado esperando un tren, o a un amigo en una plaza, o viajando y mirando por la ventanilla el paisaje?
Hay que reconocer que en la época de mayor avance en comunicación hemos desarrollado el mayor retroceso en las relaciones con los demás.
Cuando viví en Madrid recuerdo perfectamente que mirar a los ojos a la gente con la que te cruzas por la calle es ofensivo, incluso te puede crear algún problema.
En otras ciudades preguntar por alguna calle es casi como si fueras extranjero, se te quedan mirando con cara de pasmo y puedes advertir que les importa una mierda la necesidad que tengas.
Es por culpa de falta de tiempo, es por desconfianza, por el estrés de la gente o porque sencillamente nos estamos disociando de nuestra humanidad y estamos asistiendo a la transformación del ser humano en robot.
No es de extrañar que al pasar tanto tiempo encerrados en nosotros mismos con las máquinas, comiendo transgénicos, viviendo en colmenas, rompiendo el ciclo natural solar y yendo de acá para allá constantemente, algo estemos cambiando en nuestras conexiones neuronales.
Cuando piensas que la paz es algo que la gran mayoría de la gente no quiere ni desea, inclinándose por la guerra, el combate, el show, lo impactante o lo viral, es cuando te das cuenta del mundo que estamos creando.
Es lo más normal del mundo que la compasión o el altruismo sean tan solo palabras en una sociedad donde ni nos inmutamos cuando vemos gente durmiendo en portales o pidiendo por las calles.
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