Después de siglos de conocer a Dios a través de la fe, estamos preparados para entender la inteligencia divina directamente.
En muchos aspectos, este nuevo conocimiento refuerza lo que la tradición espiritual ya nos había prometido, Dios es invisible y, además, hace milagros.
Es el origen de todo impulso de amor, la belleza y la verdad son hijos de este Dios, y si no conocemos la fuente infinita de energía y creatividad, las miserias de la vida se hacen realidad.
Acercarnos a Dios a través del conocimiento verdadero nos cura el miedo a la muerte, confirma la existencia del alma y da un sentido definitivo a la vida.