Una de las tendencias de nuestra sociedad y que quiere absorbernos y que nos conformemos a ella es el materialismo. Precisamente Jesús advirtió a sus seguidores acerca de la avaricia y el materialismo, puesto que la vida no depende de la abundancia de bienes que la persona posea.
El materialismo presenta varios peligros que pueden dañar la fe del discípulo. Vemos que la sociedad nos repite una y otra vez que mientras más tengamos, mientras más ricos seamos, más felices seremos, pero esto es un gran engaño.
El otro peligro del materialismo es la avaricia, puesto que quien se enfoca en tener más, nunca estará conforme o satisfecho, nunca será suficiente, siempre deseará más. El materialismo ata nuestros corazones a la tierra.
El Apóstol Pablo nos muestra cómo protegernos del materialismo y cómo podemos aprender a vivir gozosos, satisfechos y agradecidos a Dios, independiente de las circunstancias materiales en las que nos encontremos.