Sin la cruz no podemos alcanzar el perdón de Dios. ¿Por qué?
¿Porqué nuestro perdón depende de la Muerte de Cristo?
¿Porqué no nos perdona Dios simplemente?
Acaso no nos exige Dios perdonarnos unos a otros, entonces: ¿porqué no hace Él lo mismo con nosotros?
No hace falta la muerte de nadie para que nos perdonemos entre nosotros… Por qué con Dios no sucede lo mismo?
Nuestro perdón no se puede comparar con el de Dios debido a muchos factores que a menudo pasamos por alto o no le damos la importancia que tiene: El pecado es un asunto grave y terrible (nuestra sociedad ha dejado de usar esta palabra y ha tratado de eliminarla). La pregunta crucial que debemos hacernos no es en averiguar porqué le resulta difícil a Dios perdonar, sino cómo es siquiera posible que pueda hacerlo. Esto nos lleva a considerar otro aspecto que no siempre logramos comprender del todo: la santidad y la majestad de Dios. Cuando comprendemos mejor esto, entenderemos la necesidad de la Cruz y la dimensión del perdón que nos otorga Dios.