Crecí en una época en la que se decía que la ciencia era maravillosa [-hellip;] pero la contaminación se convirtió en un problema social. Tuvimos el caos del petróleo y a partir de ahí la gente comenzó a decir cosas diferentes dice Hideaki Anno (Prefectura de Yamaguchi, 1960) en una entrevista para la edición nipona de Popular Science. Y es esta misma ambivalencia del artista japonés frente al desarrollo científico la que guía su gran obra, Neon Genesis Evangelion (Gainax, 1995), la popular serie de anime que Netflix ha vuelto a emitir este verano tras duras negociaciones. Por medio de tópicos tan dispares como robots gigantes, sexualidad adolescente e imaginería judeocristiana, Anno y su equipo de otakus vuelve a plantearnos de forma extravagante la ambigua relación entre el hombre y la tecnología para hablarnos de relaciones rotas, la soledad y el sueño imposible de un nuevo comienzo.