Se nos muere Dios. Cierro los ojos, y pienso que todo debería haber sido distinto, que este crimen no se debería haber cometido jamás. La llegada del Verbo Divino, revestido de nuestra misma carne, a este mundo maldito, debería habernos sobrecogido. Sueño con un universo distinto: uno en el que los hombres, ante la visita del Ungido, nos convertimos, lo adoramos, y nos unimos a […]