Esto es algo que podemos aprender de José: la capacidad de no aferrarse a los estándares del tiempo presente, sino buscar la justicia, aquella que no está codificada en las leyes, sino que proviene del corazón de Dios. No estamos llamados a ser como cualquiera dice que debemos ser, sino que estamos llamadas y llamados a ser santos: mujeres y hombres que busquemos la justicia en cada una de nuestras palabras, nuestras acciones y nuestros silencios.