Dios estará contigo, sentado, mientras unen las piezas que andan dispersas en el corazón y juntos podrán ir colocando pieza tras pieza hasta que las ideas, los sentimientos, los proyectos y los sueños tengan sentido. Dios no se desespera cuando las piezas no coinciden: sólo te dice que no vale la pena aferrarse en hacer coincidir una pieza con otra.