Dios no crea a nadie por accidente ni sin propósito. Cada uno de nosotros ha sido formado con dones, talentos y habilidades únicas, no solo para nuestro beneficio personal, sino para la edificación del Cuerpo de Cristo y la expansión del Reino de Dios.
“Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.” — 1 Pedro 4:10.
*🔍 ¿Qué estás haciendo con lo que Dios te confió?*
¿Estás usándolo para servir a otros, o lo estás enterrando por temor o inseguridad?
¿Estás esperando el “momento perfecto”, o estás disponible ahora para lo que Dios quiera hacer?
¿Estás reconociendo que tu don, por pequeño que parezca, tiene un lugar en el plan eterno de Dios?
Dios no nos pedirá cuentas de lo que no nos dio, pero sí nos pedirá cuentas de lo que puso en nuestras manos. A veces, el mayor enemigo del propósito no es el pecado visible, sino la pasividad disfrazada de prudencia.
*✨ El llamado es claro*
Despierta tu don. No lo ignores, no lo compares, no lo entierres.
Desarróllalo. Capacítate, rodéate de personas que te edifiquen, busca crecimiento espiritual.
Entrégalo. Ponlo al servicio de Dios y de los demás. Ahí es donde florecerá y traerá fruto.
“No descuides el don que hay en ti…” — 1 Timoteo 4:14