Dando continuidad al tema podemos percatarnos como el hombre terrenal se desenvuelve y pretender conocer a Dios basado en sus razonamientos, de tal manera que reproduce la vieja creación.

Damos inicio a una nueva serie donde conoceremos las diferencias entre el hombre terrenal y espiritual, a través de este episodio descubriremos las primeras características de este hombre y como repercuten en su vida.

A través de este último capitulo conoceremos uno de los beneficios más importantes que el Espíritu Santo trae ha nuestra vida, el cual consiste en mantenernos unidos al Padre.

La realidad de vivir en el Espíritu es un hecho ya en nosotros, por lo cual gozamos de múltiples beneficios. Todo esto con la finalidad de que nada pueda truncar los planes de Dios. 

La vida en el Espíritu es una realidad de vida de todo hijo de Dios, desarrollar esta dinámica nos hará gozar de los beneficios que él nos otorga.

El apóstol Pablo inspirado por el Espíritu nos muestra las diversas implicaciones de vivir en el Espíritu, esto con la finalidad de que nuestro conocimiento sea correcto y podamos manifestar la vida en Cristo.

En este episodio damos continuidad al tema de vivir en el Espíritu, seguimos descubriendo los elementos que implica vivir en el Espíritu, de tal manera que podamos dar evidencia que nuestra vida está siendo transformada por él.

El tema de la vida según el Espíritu planteado en Romanos 7:6 se desarrolla en el capítulo 8; es el punto culmimamte hacia el cual se dirigen los capítulos anteriores y a la vez, es la base para la conducta a que exhortan los capítulos 12-15.

Muchas veces se ha definido la unción de formas incorrectas al grado de darle más relevancia a los objetos, o ceremonias, olvidando la realidad de la cual ahora somos poseedores.

El fruto Espíritu es la evidencia de  está en nuestra vida, de tal manera que nos guía para poder manifestar el carácter de Cristo.