6 de agosto de 2025
Transfigurarnos significaría así: dejar que la caridad venza nuestro rencor, que nuestra fe y esperanza venzan nuestro miedo, que nuestra generosidad venza nuestra insensibilidad y ceguera para reconocer la necesidad de mi prójimo. En pocas palabras, la transfiguración sucede cuando el Hijo de Dios que llevamos en nuestro interior se trasluce en nuestras acciones.
Para lograrlo, el texto nos da la clave: “Este es mi Hijo, mi escogido; escúchenlo”. Escuchar y seguir a Jesús, nos ayudará a vivir la vida de Gracia que llevamos en nuestro interior.
Hoy, trata de “descubrir” ese tesoro que llevas dentro. Recuerda que la vida divina ya mora en tu interior, solo basta detenerse para permitir que al brotar nos transfigure.
Dios los colme de su gozo y su paz,
Mons. Héctor M. Pérez V.