En una edición anterior de FinTech & Riesgos, hablamos de la historia del dinero hasta mediados del siglo XX. Hoy continuaremos tratando el tema, ocupándonos de los medios de pago y de cómo han evolucionado más allá del papel moneda hasta llevarnos al origen del dinero digital.

Aún cuando el papel moneda representa ventajas de portabilidad y fácil transferibilidad sobre las monedas en metales preciosos, sigue siendo inconveniente cuando se trata de transportarlo en gran cantidad, digamos para pagar un bien de alto costo o para hacer un pago transfronterizo. Es allí que un documento valorado bancario cobra relevancia.

En la entrega anterior de FinTech & Riesgos, abordamos la historia del dinero desde sus inicios hasta el siglo XX. Dijimos que en la forma en que el dinero evolucionó se encuentran imbuidas las características y usos que se busca darle a dicho bien. Hoy, vamos a formalizar estos conceptos, a fin de identificar si en la actualidad activos digitales como el bitcoin pueden considerarse monedas o no.

La empresa Samsung tiene planeado integrar una billetera electrónica para monedas digitales en sus teléfonos inteligentes y, recientemente, Apple ha confirmado que el dinero digital está contemplado en el desarrollo futuro de sus productos. Todo indica que cada vez va a ser más fácil hacer transacciones con dinero electrónico y disponer de fondos mediante los mismos dispositivos digitales que usamos para interactuar en redes sociales. ¿Cómo hemos llegado a esta evolución del dinero que parece haber avanzado a pasos agigantados en años recientes? ¿Qué es lo que se viene para el futuro próximo? En esta y en siguientes ediciones de FinTech & Riesgos, vamos a hablar de dinero digital y su potencial de disrupción de la economía.

Tal como dijimos en una entrega anterior de FinTech & Riesgos, un objetivo primordial de la regulación es la protección del consumidor. Generalmente, una entidad reguladora fomenta el cumplimiento de dicho objetivo generando una serie de normas que los sujetos regulados deben cumplir durante el ejercicio de su negocio. El advenimiento de la era digital ha provocado que los reguladores reevalúen su aproximación al tema pues, a veces, nuevos entrantes al mercado pueden no contar con la infraestructura ni la capacidad económica suficiente como para cumplir determinadas políticas regulatorias o bien, una política diseñada para determinado tipo de empresas – y por ende, determinada manera de operar – puede no ser aplicable en la práctica para un modelo operativo disruptivo. ¿Qué puede hacer un regulador ante esta nueva realidad para no descuidar su objetivo de proteger al consumidor? En esta edición de FinTech & Riesgos vamos a abordar una modalidad particular que la regulación está adoptando globalmente: el establecimiento de Cajas de Arena o Sandboxes.

Un objetivo fundamental de la regulación es la protección del consumidor. En la actualidad, cuando las empresas que abrazan la transformación digital buscan integrarse en la vida diaria de sus clientes, la regulación cobra mayor importancia y se vuelve un reto: los reguladores no solo tienen que entender rápidamente las nuevas tecnologías sino que también deben diseñar mecanismos que recojan esas novedades tecnológicas y asegurar el cumplimiento de sus objetivos dentro de las actividades de los sujetos regulados. En esta edición de FinTech & Riesgos, tocaremos un punto particular de la interacción entre la tecnología y la regulación: RegTech.

El mundo en el que vivimos cambia constantemente. La tecnología es un reflejo de dicha realidad y es natural que las empresas traten de aplicar la tecnología más moderna posible en su afán por captar clientes y servirlos mejor. Si bien esta intuición empresarial puede estar en lo correcto, es frecuente que el abrazar nuevas tecnologías sea fuente de preocupaciones y amenazas relacionadas. En esta entrega de FinTech & Riesgos, los invito a que hablemos del riesgo operativo asociado a fallas tecnológicas.

La gestión del riesgo operativo tiene repercusiones amplias en toda organización, sin importar su tamaño, antigüedad o rubro económico. En la era digital, este riesgo está muy relacionado con la tecnología y la gestión de la información. En entregas anteriores de FinTech & Riesgos he ido detallando los distintos tipos de riesgo operativo y he citado algunas recomendaciones para los riesgos que afrontan las empresas. En esta ocasión, los invito a que hablemos de la Continuidad del Negocio.

La gestión del riesgo operativo debería ser una preocupación fundamental de las empresas desde el momento mismo en que deciden hacer negocio. El riesgo operativo se presenta en distintas formas, pero en la era digital, existe consenso respecto a que los más relevantes son los relacionados con tecnología y gestión de la información. En la entrega anterior de FinTech & Riesgos mencioné algunos de dichos riesgos particulares; en esta ocasión y durante sucesivas ediciones, los invito a que entremos en detalles adicionales sobre ellos.

Hoy en día, en que vivimos inmersos en un ecosistema digital donde las empresas proveen productos y servicios que están integrados a dicho ambiente, ¿cambia la gestión del riesgo operativo respecto a cómo se ha estado ejecutando desde hace ya algunas décadas? En esta entrega de FinTech & Riesgos, los invito a reflexionar y contestar esa pregunta.

Cuando hablamos de procesos dentro de una empresa financiera, indirectamente hablamos también de riesgo operativo. Si pensamos en una mejora de procesos, sea a través de tecnología digital o no, ¿qué debemos tener presente sobre dicho riesgo? En esta entrega de FinTech & Riesgos, los invito a que nos detengamos un poco en la interacción entre un proyecto de mejora de procesos y la gestión de riesgos operativos.