El trompetista confía la dirección
artística de su último álbum a su nuevo batería, Arthur Hnatek, un suizo
americano de 28 años con una enfoque de la polirritmia articulada en melodías y
ritmos poco convencionales. Un trabajo donde también hay exploración de nuevos
sonidos creados con sintetizadores vintage analógicos y margen para la
improvisación, como ocurre en el tema titular del álbum, cuyos trece minutos
fueron editados a partir de una sesión de tres cuartos de hora. Un trabajo de
jazz asumible para un amplio espectro de público gracias al habitual
eclecticismo que caracteriza a Truffaz, quien reconoce estar tan fascinado con
Charles Mingus como con Iggy Pop.