El título del álbum es un doble guiño
que alude no solo al país latinoamericano sino al palo flamenco creado por Pepe
Marchena en los años 30 del pasado siglo y es uno de los muchos ritmos que
demuestran la conexión entre el flamenco y la música cubana.
Francisco Contreras apuesta por emular
el espíritu de aquellos cantes de ida y vuelta en un trabajo colaborativo
grabando junto al alma mater de Meridian Brothers, el
colombiano Eblis Álvarez. Cumbias y chichas encuentran aquí una
conexión con tangos, peteneras y pregones. Aunque no es un álbum definitivo en
la peculiar trayectoria del siempre sorprendente Francisco Contreras, su
planteamiento y algunos momentos de brillo e inspiración merecen que figure
entre los recomendados de Gladys Palmera.