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Había una vez un pueblo en la mitad de la nada donde llego un circo. Un circo muy curioso y extraño. Una noche un payaso llamado Goyi se presento en el pueblo y al día siguiente una carpa anunciaba la ultima novedad en circos. Los habitantes de aquel pueblo tendrían la oportunidad de ver en funcion única el mejor espectáculo del mundo en sombras. El circo Goyi de sombras. Los habitantes del pueblo que nunca habían recibido la visita de un circo se arremolinaron a comprar los tiquetes y por la noche el espectáculo estaba por comenzar .
las luces se encendieron las luces y el telon se abrio anunciado la gala por
comenzar, Goyi aparecio dando el inicio a
la funcion, el espectaculo estaba por comenzar, los aplausos
aminoraban dando la pauta al payaso que entretenía a su publico,
era observado por todos los espectadores, pero él no lograba ver a el publico por la luz que caia sobre el. . Bailaba, cantaba y hacia
malabares, él era el estelar, su gran final era la entrega simbólica de
su corazón a su publico, abría su chaleco y sacaba el corazón
escarlata ofreciéndose lo a su publico arrojándolo al azar, aquel trozo
de goma era recibido entre aplausos todas las noches. Cuando Goyi
finalizaba, las luces atenuaban, el telón bajaba, el payaso se quedaba
tras el escenario observando la función de sombras desde las sombras, sin
interactuar, sin opinar, solo observaba y aprenda como ganarse el
aplauso del publico. Las luces se apagaban y el telon se abría,
mostraba solo una enorme pantalla azul de metros y metros de
tamaño, las luces se encendìan nuevamente desde atras de la
pantalla, iluminandola así mostrando el azul intenso... los aplausos
daban paso al silencio... la función de las sombras comenzaba. Goyi
veía a aquellos payasos actuar, se colocaban frente a las luces
proyectando sus sombras sobre la pantalla azul; pero desde su
precaria posición, Goyi no podía ver los payasos, solo sus sombras,
tampoco podía ver al publico, las luces aun le daban de frente y le
cegaban la vision.
Malabaristas, acrobatas, contorsionistas, había toda una variedad de
artistas en aquellas sombras, cada uno con su talento y todos con su
propio don, Goyi se deleitaba viéndolos, pero por muchas y
diferentes razones, nunca podía conocerles, solo lo penso un
momento en esto sin darle mas importancia. Cuando todos habían hecho su
acto, La sombra de una dama aparecía, su silueta esbelta y estética, cabello corto y
ondulado muy al estilo elegantemente clásico. Goyi se quedaba
siempre solo a la espera de este momento, aquella dama, tan extraña
y en cierta manera, tan familiar, ella era quien intrigaba a Goyi, era a
ella a quien siempre quiso conocer personalmente, pero nunca se
atrevió o pudo...
Cuando aquella femenina silueta emergía, indicaba el final del
espectaculo, cantaba en soprano, en triple tono soprano, se
rumoreaba que cuando aquella hermosa dama cantaba, los ángeles
lloraban. Una nota tras otra, una estrofa tas otra Goyi no alejaba sus
ojos de ella, de alguna manera, sentía como aquellas notas hacían
remembranza dentro de su propio ser, parecía que cada palabra le
era dirigida de manera personal llenandolo de vida como nada mas
podía hacerlo.
El do mayor sono finalmente y la función terminó. Las luces se atenuaron y desaparecieron junto con la sombra de la cantante. Las sombras de aquel curioso circo se desvanecían y los payasos, malabaristas, contorsionistas, desaparecían lentamente con las luces. El publico deleitado salía de aquel circo después de una experiencia inolvidable.