Hoy en Hackea tu mentalidad, voy a hablar sobre mentalidad de crecimiento y creo muy importante, primero definir lo que es mentalidad: mentalidad no es otra cosa que el conjunto de creencias, de costumbres que utilizamos para pensar, para juzgar cualquier situación en nuestra vida y para actuar en consecuencia. Y en ese orden de ideas, la mentalidad va a determinar cómo vamos a afrontar el día a día, cómo vamos a desarrollar nuestra vida y los proyectos que tenemos en ella.
Entonces existen dos tipos de mentalidad la mentalidad fija y la mentalidad de crecimiento. La mentalidad fija se caracteriza por anclarse en la zona de confort. Creo que a todos en nuestra vida nos ha pasado que no queremos salir de nuestra zona de confort. No queremos asumir nuevos riesgos. Creemos que como estamos, estamos muy bien.
Y sí, puede ocurrir que no necesariamente tengamos que estar cambiando el juego permanentemente, pero en muchas ocasiones sucede que no queremos salir de nuestra zona de confort por miedo, pues tememos perder algo o alguien; de tal forma, hace que nos estancamos.
La mentalidad fija se basa en creencias absolutas, es decir, cada uno de nosotros no puede cambiar, cada uno de nosotros es como es y se justifica a sí misma para no asumir nuevos retos.
De otro lado, la mentalidad de crecimiento se basa en creencias relativas, es decir, que podemos cambiar, podemos crecer, podemos transformarnos, podemos ser una mejor versión de lo que somos hoy en día. En este orden de ideas, las creencias son temporales.
La mentalidad de crecimiento está anclada en el aprendizaje permanente, en esa capacidad que tenemos para sorprendernos día a día, en esa conciencia de que somos seres humanos falibles y que podemos errar una y otra y otra vez, pero siempre estamos aprendiendo y haciendo finalmente mejor las cosas.
Entonces, en contraposición con la mentalidad fija, la mentalidad de crecimiento siempre está rompiendo el status quo, la zona de confort, empujándonos a superar los límites que consideramos tener en la actualidad y mostrándonos nuevas posibilidades de actuar, de pensar, de hacer las cosas de otra parte.
No podríamos afirmar que cada uno de nosotros es 100% mentalidad de crecimiento o 100% mentalidad fija. No. Depende mucho de las situaciones, de los contextos en los que nos estamos moviendo. Dónde puede tomar mayor predominancia una mentalidad o la otra.
Pero si gradualmente nos familiarizamos más con la mentalidad de crecimiento y lo hacemos un estilo de vida, una forma de actuar y de pensar en nuestra vida. Cada vez la mentalidad fija tendrá menos relevancia, menos impacto en las relaciones, en nuestros proyectos, en las metas que queremos alcanzar.
Ahora te pregunto… ¿Te prefieres seguir escondido dentro de la urna de cristal o romper esos cristales y desarrollar tu mentalidad de crecimiento?